La obra de renovación del barrio representa más del doble de lo que costó tirar y reconstruir El Polvorín y el Buque de Guerra. La demolición y restitución de viviendas es el apartado más caro y ha sido presupuestado en unos 120 millones de euros, un 63% del coste total de la reposición
19/02/2019
Javier Darriba | Francisco Socorro | Las Palmas de Gran Canaria
Imagen de archivo de la concentración que hubo el viernes pasado a favor de la reposición.
La magnitud del proceso de renovación de Las Rehoyas-Arapiles no se explica solo por el número de viviendas a reponer (2.558), sino también por la inversión que requiere la operación, al menos sobre el papel, que es de unos 189 millones de euros. Para hacernos una idea de lo que representa basta comparar estos datos con los de la reposición de El Polvorín, que afectó a 842 viviendas y costó finalmente unos 75 millones de euros.
Lógicamente, la mayor parte de este presupuesto se va en la demolición (5,91 millones de euros) y la restitución de viviendas (114,21 millones de euros), hasta el punto de que representa un 63% de los costes totales.
En la urbanización de la zona se van otros 18,9 millones de euros y en la ejecución de otros espacios libres y dotaciones se prevé una inversión de 15,76 millones de euros. Aquí se incluye la construcción de un nuevo colegio por un valor de 7,33 millones de euros, según consta en el documento del plan parcial que está en exposición pública.
De este dinero, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria solo dispone de ocho millones de euros en estos momentos para iniciar el proceso, según explicó ayer el concejal de Urbanismo, Javier Doreste. «Teóricamente eran doce millones de euros pero con la paralización del presupuesto general del Estado estamos en ocho millones», aseguró el edil, quien restó importancia a este hecho porque «el Ayuntamiento dispone de músculo financiero para prefinanciar algunas fases de la obra».
Como el plan distribuye la actuación en un periodo de dieciséis años, se calcula una inversión media anual de 11,81 millones de euros.
Sin embargo, el mayor esfuerzo económico se prevé en el segundo cuatrienio, que es cuando se construirá algo más de un tercio de todas las viviendas comprendidas en el planeamiento.
Por su parte, el portavoz del Partido Popular, Ángel Sabroso, se preguntaba ayer «cómo es posible que en todo el expediente del plan parcial, aprobado inicialmente hace unas semanas y en fase de exposición al público, no estén las encuestas realizadas, ni tan siquiera una memoria específica y profunda del trabajo sociológico supuestamente realizado».
El edil argumenta que «cuando el gran problema de todo este proceso ha sido el enfrentamiento vecinal que el tripartito está generando y la inclusión contra el deseo mayoritario de los propietarios, de unas viviendas de titularidad privada en una reposición obligada, conocer con exactitud fechas, distintos momentos, metodología y resultados de las encuestas realizadas es del todo fundamental».
Para Sabroso, la gestión que se está haciendo desde el gobierno local con la reposición de Las Rehoyas-Arapiles «está abocada a la judicialización y el fracaso precisamente por no haber puesto el acento en los anhelos y deseos vecinales».
En una nota, el edil insiste en que el diseño del barrio «no sólo se carga una parte importante del parque de Las Rehoyas; no sólo genera un muro visual en su entrada principal con un edificio de siete plantas y hace que se pierda uno de los dos campos de fútbol existentes, sino que además prevé la construcción de los edificios de mayor altura de todo el plan justo en las parcelas que albergan los edificios de viviendas privadas, que nunca formaron parte del extinto patronato público de vivienda, que en mejor estado se conservan y cuyos propietarios no quieren abandonar sus casas para que sus bloques sean derribados y reconstruidos con más alturas y otros pisos que no son los suyos».
El edil denuncia que «el suelo al que mayor carga de viviendas le ha dado el tripartito es justo el que sus propietarios no quieren dedicar al plan de reposición».
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